El que tenga miedo es mariquita

A veces no juegas a nada y goleas, ayer fue uno de esos días, pocas ocasiones e igualdad sobre el campo, pero apareció un cañonero y se acabó el partido, lo de éste hombre no es ni medio normal, la sucesión de cañonazos desde su casa es impresionante, parece buscar superarse en cada nuevo lanzamiento, batir su propio record, mientras disfrutamos de goles inimaginables para otros futbolistas que Cristiano para sí hace rutina. Feliz rutina.

Eso no quita que haya cierta preocupación en el ambiente, buu que viene el coco blaugrana y nos van a violar en el Camp Nou, sí, es cierto que no estamos en nuestro mejor momento, Benzema por ejemplo ha perdido parte de la inspiración y siendo sinceros quitando a Cristiano nadie parece estar Top, de ahí al pánico media un abismo.

A ver si nos enteramos, los que más tienen que perder son ellos, la presión la deben tener los pep Boys, salvo accidente mayúsculo vamos a llegar al Camp Nou con 4 puntos de ventaja, una victoria es sentenciar la Liga en su campo con todo lo que supone de golpe moral para una afición crecidita los últimos años, si a eso le sumas una posible victoria en la final de la Champions la depresión culé sería monumental.

Todo esto sería el final de Pep, no lo veo renovando si es derrotado por el Real Madrid y sin Pep no hay Barça, así de claro, el oasis culé se convertiría en maremoto. ¿Bielsa? Ja, no amigos no, por muy bueno que sea como entrenador, heredar un equipo, un vestuario con un historial de victorias tan abrumador , tras su primer fracaso en un lustro y con el eterno rival mandando mientras el entorno baja revuelto, eso no va a ser sencillo.

Ya basta de miedo escénico a los culés, quiero que el Camp Nou se acojone, quiero oler el miedo a que el Madrid de el golpe definitivo en su casa poniendo sus huevos sobre la mesa, quiero verlo y podemos hacerlo, sin presión, jugando al fútbol, el enfrentamiento contra los culés no es un problema, es una oportunidad, una grandísima oportunidad de acabar con un proyecto, con Pep, con un ecosistema deportivo perfecto que no ha sido puesto a prueba en la derrota, y ninguna derrota sería más dura que un doblete blanco.

¿Y si perdemos? Pues a levantarse, el Madrid siempre vuelve, pero si ganamos podemos acabar con un equipo, un entrenador y un entorno perfectamente complementados, ideales, para dejar paso a otra cosa muy distinta y necesariamente peor para ellos, es ahora o nunca.