El Rey estaba desnudo

El Madrid cayó eliminado en uno de los peores partidos que le recuerdo, partido donde lo mejor fue el resultado y el poder llegar a la tanda de penaltys, si bien nunca creí en que marcariamos ni un solo gol desde los once metros, veía claro que no era el día, no daban ni una a derechas y tenía toda la pinta de que ibamos a asistir a un desastre como así ocurrió, si bien Casillas maquilló el ridículo.

El Madrid ha llegado sin centro del campo muy lejos, incluso a jugarse la Liga en el Camp Nou, también ha llegado sin laterales y sin los hombres de arriba en su mejor momento, debemos agradecer la guardiolada del pasado sábado, solo Cristiano ha aguantado al máximo nivel, sin él es probable que ahora estuvieramos asistiendo a la autocombustión del proyecto blanco.

El 4-2-3-1 con Marcelo nos predisponía a creer en el Madrid arrollador con poco juego en el medio, pero con destellos electricos de sus hombres arriba con la inestimable ayuda del lateral brasileño, pero nada, pasados el penalty dudoso y el gol probablemente en fuera de juego, nos vimos desarbolados, Marcelo fatal, horroroso, un desastre al trote, los alemanes tocaban, descargaban a banda y desde allí llegaba el pánico y las ocasiones, desorden defensivo, centro del campo inexistente, incorporaciones de los laterales nulas y atacantes fallones a la hora del pase, el regate... El panorama se mantuvo durante 80 minutos y una prorroga, 80 minutos de pánico a Mario Gómez, Robben o Ribery, no recuerdo ocasiones del Madrid, si recuerdo a Casillas, balones francos en pies alemanes arrebatados en el último suspiro y la sensación de que no había manera de que hicieran ni un puñetero pase.

Sorprendía la ausencia de cambios, pero si bien en el Bayern eran totalmente innecesarios dada su superioridad, en el Madrid no eran más que el reflejo de la falta de recursos en hombres o en el entrenador para dar con la tecla, a la hora de la verdad, los Callejón, Higuaín, Sahín, Granero o Kaká no contaban, si salieron Higuaín, Kaká o Granero no fue más que por una cuestión de fé, de minutos y esfuerzos acumulados con una prorroga, y por las obligaciones ligueras pasadas y futuras, una especie de encomienda a los fetiches. Falló y completamente, empezando por el que más minutos dispuso, Kaká, mención especial a su incapacidad para hacer nada bien, un excelente refuerzo en la prorroga para el Bayern.

Pienso que quizás el cambio estaba en haber sacado a Granero mucho antes por Di María, a Higuaín por un Benzema agatusado de cara al gol y, a decir verdad, a Coentrao por un Marcelo desesperante y más peligroso atrás que delante.

Un 4-3-3 más seguro atrás y con libertad arriba, pero Mou mantuvo el plan contra viento y marea, como estabamos llevando el peso del partido y teniamos tantas ocasiones...

Los penaltys fueron la culminación al montón de mierda que se marcaron sobre el cesped, la elección y fallos de Kaká y Ramos una comedia no por esperada menos cachonda, no cambiamos a Ozil antes pero si justo para que no tire un penalty, acojonante, lo de Cristiano como es habitual en él en lo que a tandas de champions se refiere no me pilló por sorpresa, si bien es lo único rescatable desde hace meses, gracias pero esperaba tu fallo también.

Ahora toca levantarse para asegurar una liga que no veré ganada hasta que así lo dicten las matemáticas, ganar al Sevilla se vuelve fundamental para evitar fantasmas y sustos, el año que viene es clara la necesaria revisión del proyecto, el centro del campo, el lateral derecho, y alguna cosa arriba diferente, un nueve puro tal vez, aunque lo menos necesario.

Hemos llegado muy lejos sin dominar el medio campo, pero ya no podemos más, cualquier equipo de nivel medio superior nos causa serios problemas y si tocan la pelota bien, no digamos. Hay un techo de cristal y hay que romperlo, sea el martillo Sahin, sea otro, pero necesitamos ese martillo. (Y un entrenador que reaccione en champions a cambios de su guión, que entre lo de ayer y lo del año pasado con la expulsión de Pepe, tela la falta de capacidad desde el banquillo para cambiar un partido que se está escapando de las manos.